El "don Tancredo" era un
lance taurino. Consistía en que un individuo, el que da el nombre al lance,
esperaba al toro a la salida de chiqueros. Subido sobre un pedestal, se situaba
en mitad del coso taurino. El individuo iba vestido con ropas de época, o
cómicas, y pintado íntegramente de blanco. El mérito consistía en quedarse
quieto: el saber de la tauromaquia afirmaba que al quedarse inmóvil el bulto humano, el toro
creía que la figura blanca era de mármol y por tanto no la embestía convencido
de su dureza. Normalmente el papel era interpretado por personas desesperadas,
a la búsqueda de ganar dinero fácil y poco que perder.
Y el lance funciona... hasta que llega
un toro listo. Porque, claro, puede ocurrir que el toro se acerque despacito a
la fingida estatua; que la olfatee... y que embista al pedestal repentinamente,
dando un fuerte hozicazo, persiguiendo luego al don Tancredo por todo el
arenal de la plaza. Entonces el perseguido se ufana por tomar el olivo y saltar
la barrera. La cogida más aparatosa que se recuerda de este lance la sufrió
hace muchos años un torero en Madrid: un novillo de Anastasio Martín le infirió
una grave cornada. Así, la práctica que les relato fue desapareciendo.
Pero parece que esta historia se va
recuperando en estos últimos tiempos aplicándose a la arena política y hoy al
Sr. Mariano Rajoy. Como buen don Tancredo, el actual Presidente del
Gobierno parece ponerse de perfil ante las embestidas del secesionismo que
viene hacia él, pero no se mueve: confía en que el 'morlaco' independentista
pase de largo. Y cuando este da vueltas a su alrededor, Rajoy sigue de perfil,
impertérrito, esperando con su lógica del 'resiste' a que el temporal amaine y el
toro independentista pase de largo.
Así las cosas, le participo al
amable lector de una inquietud: ¿las embestidas de aquellos infaustos tancredos de la tauromaquia se repetirán
hoy en la política, sobre los españoles de Cataluña, el próximo 9 de noviembre
de 2014? Este nuevo don Tancredo Rajoy dice -¿con boca pequeña?- que no
se va a celebrar el espectáculo independentista en forma de consulta. Pero los Companys actuales dicen que sí, que sin
ninguna duda se va a hacer. Y para colmo, los ciudadanos no tenemos ni idea de
cómo se va a impedir todo eso. Sabemos que hay medios, sean políticos o sean
jurídicos, suficientes en nuestra Constitución para evitar toda embestida
ilegal al Estado de derecho. Pero hasta ahora no se ha aplicado ninguno. La
Comunidad autónoma de Cataluña no cumple las leyes, fomenta el enfrentamiento
entre los propios catalanes, y entre estos y el resto de España. Y sus
gobernantes se han rodeado de fieles -convencidos unos, inducidos otros- a su
proyecto segregacionista. El coste de tanta locura va, evidentemente, a cargo
de nuestros impuestos, queramos o no ser feligreses de ese proyecto.
¿Cómo habrían frenado en otros
países, tanto o más democráticos que España? Porque países respetados y más
serios hay, eso no tiene duda. Sabemos que algunos ya solucionaron este tipo de
conflictos de manera radical. Pensamos que España no va a ser menos: no se va a
producir ninguna consulta ilegal. Pero la crisis ya está en marcha, y si de
alguna manera se incumpliese la ley, el Gobierno del Estado deberá actuar inmediatamente,
con toda legitimidad. Primero, para que el inquilino de Moncloa no sea tenido
por traidor al Estado (que esto ya suena en medios relacionados con la
Defensa). Y segundo, para que se termine antes la malversación institucional
que supone haberle dado recursos públicos a ese 'ejército' que es la ANC y que
también podríamos llamar el ejército de GILA, en recuerdo de los episodios de nuestro humorista, ya desaparecido: o GILA, Grupo de Inteligencia Logística de la
Asamblea. Porque esa es su principal aportación al govern
secesionista: las vías de la insurrección.
Continuamente salen noticias sobre
la creación de unas 'fuerzas armadas' en Cataluña para contrarrestar a España.
De risa. Plan onírico para una 'guerra de guerrillas' fuera de las ciudades; y
toda una ristra de ocurrencias: atentados, toma de aeropuertos y de cuarteles,
formación de espías al modo de CNI... Incluso los más acérrimos de este 'toro'
independentista ya ven una 'guerra civil' en puertas a partir del 9N.
Hocicazos, esquizofrenia, o ambos a la vez.
Y una cosa hay que tener claro: los
demócratas de verdad, los que acatamos las leyes y sentencias, no necesitamos
ampararnos en ninguna Constitución para saber que España existía cuando no
había ninguna. Seguramente -quiero imaginarlo- que todas las salidas para
ponerle punto final a todo este show periférico están contempladas por
el Gobierno. Y también por los demás estamentos del Estado: Fiscalía, Abogacía,
Consejo de Estado, TC. Otra cosa puede ser que no se haya dado información
alguna a los ciudadanos. De ahí mi inquietud, la que le comparto al lector,
viendo la horfandad de muchos ciudadanos en la Cataluña secuestrada. Miles de
ciudadanos creemos que no se están tomando medidas. Y puede que estemos
equivocados en esa idea. Pero necesitamos ver firmeza ante ese morlaco salvaje
que es el soberanismo que gobierna en una porción fundamental y querida de
España. Un morlaco que no hay que subestimar, que puede destrozarnos a todos,
incluyendo a los que azuzan al toro que debe lidiar nuestro don Tancredo
de Moncloa.
*Presidente de la Asociación 90Mil Ciudadanos
** "Don Tancredo" era el seudónimo del periodista y cronista taurino, Roque Armando Sosa Ferreyro, nacido en Mérida (Yucatán, México) [Fuente: Wikipedia].
"¿Cómo habrían frenado en otros países, tanto o más democráticos que España? Porque países respetados y más serios hay, eso no tiene duda. Sabemos que algunos ya solucionaron este tipo de conflictos de manera radical"
ResponderEliminarEn Canadá con el Quebec y en el Reino Unido con Escocia lo solucionan con la radical manera de convocar un referendum!!... Claro que no se les puede considerar paises serios y respetados si aplican tal salvajada!
Josep M. de Girona