:: Opinión | P. Carbajo “Eneas” *
Resulta que un día, el catalán Artur
Mas pidió a Rajoy que estuviese dispuesto a dialogar de todo. Y lo pidió con
la amenaza del independentismo, con el chantaje de sus artefactos
institucionales desde la Generalidad que se le concedió a Cataluña en los años
30. Bonita manera de pedir diálogo’.
Muchos
dijeron que esa petición era un buen comienzo para que en el conjunto de
España tuviésemos paz, para no volver a provocarnos momentos terribles que
algunos inconscientes de hoy nunca vivieron en sus propias carnes. Chantaje al
Estado, secuestro de la ciudadanía.
Pero, sin que sirva de precedente,
pongámonos en la política ficción. Pongamos que Estado y comunidad Autónoma empiezan a hablar de todo, sin trampa ni cartón. Y hablar de todo es tanto de lo que se quiere tener como de
lo que no se puede. Entre los temas a tratar, pues abórdense los siguientes:
1.- Cómo terminar de una santa vez con los falsos argumentos y mantras sobre
los déficit fiscales, las deudas victimizadoras, con toda aquella galería imaginaria
de agravios, de medias verdades que
tanto han contribuido al enfrentamiento, la crispación y la mentira.
2.- También se debiera hablar de cómo
suprimir duplicidades institucionales, esas que no se encaminan a la
complementación, sino a la agresión; esas estructuras carísimas que suponen un
agravia económico y político para España; por ejemplo, lo de las
"embajadas” y toda una lista de organismos y entidades clientelares.
3.- La devolución de algunas competencias clave para el Estado, como la de Educación.
Porque si el marco competencial se usa para la deslealtad, como ariete contra
el conjunto del país, como fábrica de continuas hornadas de nuevos
independentistas, o como impulsor de generaciones de ‘nuevos catalanes’
lobotomizados que sirvan luego de ‘mano de obra’ para consultas ilegales, pues
mejor será hacer un reset y replantearlo.
4.-
Se puede aprovechar para ver cómo devolver la competencia de Sanidad también,
ya que no funciona: siguen cerrando quirófanos, deteriorando estructuras
deliberadamente a pesar de cobrar su céntimo sanitario; precarizando pacientes
y personal sanitario. Adoctrinamiento con la salud, cero.
5.- Pueden hablar también de cómo empezar a penalizar a los infractores de las
leyes, liquidar tanta desobediencia tan descarada como impune a nuestro
ordenamiento jurídico, tanta malversación de la democracia de todos.
6.- De paso, también cómo acordar sanciones a los ayuntamientos y demás
administraciones periféricas representativas del Estado, por no cumplir
aspectos básicos de un Estado soberano, como el respeto a la normativa de su
simbología: la Ley de Banderas.
7.-
Cómo acabar con la manipulación de la cultura, cuya máxima expresión es la
comunidad hablante del Estado: son españolas todas las lenguas de sus
Comunidades. Así que hablen de cómo respetar la libertad y el orden lingüístico
constitucional. Sancionar en sentido inverso a como se ha hecho hasta ahora, la
prohibición del uso de la lengua común y vehicular que es el castellano. Aquí
pueden tener un buen acuerdo, porque tan española es la lengua catalana como el
castellano.
9.-
De cómo sancionar a los agitadores de las calles que promueven el
enfrentamiento y el odio entre catalanes y con el resto de España. Punto final
a tanta ideología del miedo, a tanta ingeniería de la subversión. Una cosa es
manifestarse libremente, otra pervertir el derecho a manifestación.
Seguro que a quien lee esto se le ocurren más ideas para el diálogo. Un diálogo
no bizantino exige, claro, que se llegue a algo concreto y serio. Ideas que no se parecerán a
las que traería un Más ultramontano y osado para acordar con un Rajoy para nuestro concepto de gestor demasiado
tancredista.
Estaríamos pendientes, por supuesto, no tanto por lo que ya sabemos de Más y sus 'socios', sino sobre
todo vigilantes por las concesiones que pudiera hacer Rajoy, si es que hace
alguna. No quisiéramos saber que haya movimientos para cambiar la Constitución
‘a la carta’, para ‘adecuarla’ a la trampa y el chantaje de los momentos
actuales. Quisiéremos saber que se dialoga para seguir garantizando futuro, jurídico pero también político y social, a 47
millones de españoles unidos.
* Presidente de Asociación 90Mil Ciudadanos